Javier Torrente, como es lógico, no se conformará con ser segundo. Sin embargo, ya ganó el campeonato aparte, ante Cerro Porteño, su ex equipo al que llegó hace dos años.
El DT fue fustigado al extremo, hasta hace poco, en propio campo gumarelo y por los hinchas blanquinegros. Los empates en La Huerta ante 2 de Mayo y Rubio Ñu, en la fecha pasada, sacaron desde bien adentro lo que el hincha gumarelo se guardó desde la eliminación de la Libertadores.
Sin embargo, Torrente siguió adelante aclarando que si

Javier, en la fase de repechajes de la Libertadores, en 2008, conduciendo Cerro fue testigo de un cachetazo que le dio Cruzeiro, allá y sobre todo, por marcador final, acá en Asunción, en una revancha que ni siquiera terminó por incidentes protagonizados por la hinchada de Cerro. Potenció la figura de Roberto Fernández (hijo) en detrimento de Diego Barreto, quien terminó yéndose.
En lo que va de su estadía en Libertad, demostró que el domingo _o el día que fuese el partido_ juega el que mejor está, se llame como se llame. Aun así, apuró el regreso _más por necesidad que por capricho_ de Víctor El Topo Cáceres. Discutibles decisiones, por concepción futbolística particular, aguantó a Ximénez o en algunos casos a Cachito Ramírez, y postergó apariciones como las de Manu Maciel, Juan Samudio o Vladimir Marín, en este caso específico algo ya sucedido con Rubén Israel como DT.
Se recuerda muy especialmente la primera vez que dirigió en cancha de Libertad. Fue en la primera semana de mayo, hace dos años, y nada menos que Marcelo Bielsa vino a ser testigo de su estreno en el fútbol paraguayo. Torrente fue su preparador físico en los procesos eliminatorios de Corea-Japón y Alemania. Su Cerro había perdido 3-2 aquella noche.
Este domingo fue la primera vez que condujo a su actual equipo en la Olla, donde salió del vestuario visitante, no del propio. Ingresó al campo con la cabeza arriba, y de la misma forma, con mayor razón, se retiró.
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