lunes, 29 de junio de 2009

Como hojarasca que lleva el viento

Por expreso pedido del “Tigre” Ramírez, la dirigencia azulgrana preparó la fiesta en la “Olla” Monumental. A la hora de la verdad, y por una conjunción de factores, el espectáculo en las gradas fue con un clima de alegría. Contagioso y contagiante. Bellísima policromía donde predominaba obviamente el rojo y azul. Se respiraban aires de campeón. De los tres resultados posibles, dos le beneficiaban.

Mejor ventaja imposible. El cerrista sentía a flor de piel el sentimiento impagable de dar la vuelta olímpica en propia casa. Cuando Carlos Torres inició el partido, ya Cerro era campeón. Libertad estaba obligado a ganar. Cuando Torrén hizo temblar el horizontal de Bava, la ilusión llegó a su pico más alto.

Pero... ingresaron piratas en la fiesta azulgrana con ganas de comerse la torta. Román dio la primera estocada antes de irse la primera etapa. Con el orgullo herido, Cerro salió a “quemar las naves” en la complementaria. Rápidamente Juan Samudio metió el segundo estilete. Cerro siguió siendo solo alma, corazón y vida contra el practicismo de Libertad. Troglio apostó a un chico de 16 años, Iturbe, apellido de alcurnia, para sacar las castañas del fuego. Misión imposible. Además de Libertad, se sumó otro rival a modo de valor agregado: el tiempo. La ansiedad hizo el resto. Cuando Marín concretó el tercero en tiempo de descuento fue una contundencia hasta innecesaria. Un puñado de hinchas albinegros festejaron como locos en un rincón. Para los azulgranas ocurrió lo peor: El único resultado que le impedía obtener el título. Se fue la ilusión como hojarasca que lleva el viento. Más de uno, al retornar, pateó piedritas por el camino...

Benicio Martínez

fuente: Abc Color

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